jueves, 5 de abril de 2012

Señales

Ya hemos comentado alguna vez la irregular trayectoria del director Night Shyamalan. Quizá el comienzo de su declive definitivo sea “Señales”, pues después de dos prometedoras películas nos presentó una historia sobre una invasión alienígena. Una premisa interesante en un director interesante, que se fue al traste rápidamente.


En “Señales” tenemos a un decadente Mel Gibson interpretando a un ex sacerdote cuya esposa murió en un accidente de tráfico años antes, dejándole solo con dos críos. Tras el accidente, el sacerdote pierde la fe, y se retira a su granja en el campo junto a su hermano (Joaquín Phoenix), un ex jugador de beisbol venido a menos. Aquí todos son ex de algo. Un día los niños descubren misteriosos círculos enormes en la cosecha de su maizal, sobre los que especulan pueda ser una broma de mal gusto, pero pronto empiezan a recibir indicios de que puede no ser así. En efecto, las señales son de origen alienígena, y todo parece indicar que se acercan para una invasión.





Como os comentamos, la premisa, aunque trillada y repetida mil veces en el cine, no tiene mala pinta, viniendo de un director cuyas dos anteriores producciones, “El Sexto Sentido” y “El Protegido” se nos antojaron tan interesantes. Pero el desarrollo de la película se torna aburrido y lento. Shyamalan se ciega demasiado en intentar ahondar en el trauma de Mel y su familia, y la cosa se vuelve un tostón de mucho cuidado ya que no sabe muy bien como alargar el tema y como repetir una vez más lo triste que está por haber perdido a su mujer y con ella la fe. El personaje de Joaquín Phoenix tampoco ayuda mucho, porque parece que le falta un hervor durante toda la película. Si en vez de jugar al beisbol (argumento que únicamente sirve para verle esgrimir un bate como arma contundente) hubiera sido boxeador, hubiera sido algo más plausible, por aquello de los golpes en la cabeza.



Luego los niños. Insufribles. El pequeño, con asma, y la niña, con un trastorno obsesivo compulsivo de ir dejando vasos de agua a medio terminar por doquier. Ambos trastornos físico y mental, tienen su repercusión en la historia, pero están tratados de una manera tan simplona que no puedo por menos de calificarlo de infantil. La invasión alienígena, solucionada de manera igualmente infantil (¿a quien coño se le ocurre invadir un planeta cuyo 75% de superficie es agua y sufre de frecuentes precipitaciones, cuando es alergico al agua?), brilla por su ausencia, resultado de intentar hacer algo grande sin recursos para hacer algo grande. Resultado: en 100 minutos de metraje vemos una imagen borrosa de un bicho antropomórfico en una grabación de video casera, una nave invisible (¿WTF?) y otro atacando a la familia.

La explicación de los cascos de aluminio es de lo más ingenioso de la ciencia ficción...
Planteemos la película como una historia sobre la fe, más que una historia de ciencia ficción.  Evidentemente, la intención de Shyamalan es esta, pero ni el guión le ayuda demasiado, de lo simplón que resulta, ni la interpretación de los actores, cuya cara de palo durante todo el metraje alcanza niveles épicos. El dramatismo alcanza niveles superiores en el lamentable cameo del propio director, pidiendo perdón por el accidente. Una cosa es emular a Hitchcock realizando cameos, y otra adjudicarse un papel con esa carga dramática para limitarse a poner cara panfilo aferrando un volante.

He aquí la actuación estelar de Shyamalan.




Entre lo equivoca que resulta, prometiendo una invasión alienígena y dando en cambio un dramón, lo simplón de su dramatismo de tres al cuarto, el ritmo lento y aburrido de la película y lo plano de sus actores, “Señales” se convierte en un tostón infumable de aquí te espero.

4 comentarios:

  1. Vuestra página no tiene desperdicio, buena críticas.
    criticaslocas

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  2. como se llama la pelicula que hizo la parodia?

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  3. Creo que la parodiaron en alguna entrega de Scary Movie, pero ni puedo decirte cual de todas ni asegurartelo con firmeza...

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  4. MNS a ido perdiendo fuelle y su estilo ya no impacta por reiterativo . Muy ombliguista

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