jueves, 9 de febrero de 2012

Terror En Dunwich

Sobre la fascinación que la obra de Lovecraft puede causar sobre el público ya escribí un artículo en mi otro blog. En el mundo del cine, como no podía ser de otra manera, se han hecho muchas aproximaciones y adaptaciones, con mayor o menor éxito. Si nos situamos en los años 60-70, con el encanto de las terribles películas de serie B, escaso presupuesto y alguna droga psicotrópica de por medio, nos encontramos cosas como “El Terror de Dunwich”.




Inspirada en el relato “El Horror de Dunwich”, la película, del año 1970, nos presenta al profesor Armitage, de la universidad Miskatonic de Arkham, un experto en culturas locales, superticiones y ciencias ocultas. Tras una conferencia sobre el temible libro Necronomicon, le encarga a una estudiante que lo guarde en la biblioteca. Ya la cosa empieza a oler mal, pues después de presentarnos el libro como un ejemplar único, de valor incalculable, y terriblemente peligroso para la cordura de quien lo lea, el profesor lo saca de paseo y se lo deja a cualquier jovencita para que lo guarde. Pero no adelantemos acontecimientos, que la película sigue.  Mientras nuestra jovencita estudiante rubia se dirige a la biblioteca, es interrumpida por un extraño sujeto, Wilbur Whateley, que quiere ojear el libro. Mediante hipnosis, o algo similar, la chica le entrega el libro. No solo eso, desatendiendo las advertencias de su maestro, se va de paseo con el desconocido para llevarle a su casa en Dunwich.

Una de dos, o es un conjuro muy siniestro, o le han robado la moto y no se ha enterado.


Wilbur es en realidad un especie de brujo o sacerdote sectario que guarda una terrible criatura en el desván y que quiere usar el libro para controlar a la criatura y de paso, realizar algún ritual sórdido y siniestro con la estudiante, engañándola con más hipnosis y con algo de drogas. Pero Armitage no abandona a la chica a su suerte y marcha también a Dunwich a enfrentarse a Wilbur. A partir de aquí dejan entrever que la criatura es en realidad el hermano gemelo de Wilbur, hijos ambos de algún siniestro dios oscuro, frutos de un ritual pagano, y que Wilbur quiere volver a invocar a sus dioses, que él llama “Los Antiguos”.

Se acaba de dar cuenta de que le han robado la moto...
La representación del monstruo es básicamente ridícula, mostrándonos su punto de vista en un festival de filtros de colores que solo ayudan a marear al espectador, entre flashes de colores. La demostración de los poderes hipnóticos de Wilbur es un poco patatera, y por supuesto poco convincente. Para rematar, la escena final del ritual pagano, con un componente erótico bastante recatado (pues quiere mostrar sin mostrar y al final no se sabe ni lo que está mostrando ni si hay sexo o no), y el rescate in extremis por parte del profesor que entra dentro de toda credibilidad (sarcasmo, por si no quedaba claro), pone la puntilla a una película que lejos de transmitirnos terror, nos transmite sopor.

Si esperais encontrar el mostruo del cartel en la película... olvidaos. Ni de lejos.
El cartón piedra, los torpes efectos ¿especiales? y una forzada interpretación que deja claro que los actores no entienden o no empatizan con sus papeles… si buscáis una película de culto, buen cine, o simplemente una película pasable, no la veías. Si eres fan de Lovecraft, tampoco. Toma la base del relato para irse de varas en una película más risible que otra cosa. Y la excusa de “eran los 70”, no cuela. De verdad… que no.

1 comentario:

  1. Trata de arrancarlo Carlos, por dios, arrancalo, ahh no, que nos han robado la moto... Yo creo que lo que mas te ha dolido es que hagan estas mierdas con el mito creado por Lovecraft... Y es que es se hace justifica cualquier cosa por enseñar media teteja.

    ResponderEliminar