Reuniendo los tópicos del cyberpunk, nos movemos a un futuro cercano, dominado por la miseria, guerra, países empobrecidos, corporaciones millonarias y el cambio climático. Toorop (Vin Diesel), un mercenario, debe transportar a Aurora, un joven de la que no sabemos nada, de Mongolia a Estados Unidos. Pronto la joven demuestra capacidades predictivas. La ambientación, la historia, la trama, la acción, todo parece decir que irá por buen camino… pero rápidamente vemos que no. Aburre. Mucho. Y son solo 90 minutos de película. Ni las escenas de acción son espectaculares (están de hecho bastante mal rodadas, imitando el estilo de Michael Bay, solo que peor), ni las secuencias de éxodo masivo son dramáticas (la escena del submarino es más espectacular que dramática… y no tiene acción alguna), ni la trama es clara. Cuando llega el final de la película, no sabes por qué ha pasado lo que ha pasado. Porque si tenían que curar a la niña, luego resulta que no, que si la niña es la portadora de un virús, pero luego salva a la humanidad, pero que… vamos, que no te enteras. Ni los actores, por lo que se ve. La ambientación, el punto fuerte de la película, queda en segundo plano, pasando desapercibida la mayor parte de las veces. Los personajes son planos, algo que la capacidad interpretativa de Vin Diesel poniendo poses de tío duro no ayuda a solucionar. Durante toda la historia pretende ir de mercenario frio, impasible, que no se involucra, para al final, sin mayor explicación, se vuelca con Aurora como si fuera el amor de su vida. Las referencias casi bíblicas, como pretender presentar a Aurora como una moderna Virgen Maria, termina siendo un despropósito que, como no estés muy atento y te vayas durmiendo mientras ves la película (caso bastante probable), te dejará hecho un lio. Además, si Vin Diesel es un tío frio y calculador, y la niña es la moderna Virgen Maria, ¿qué pinta esa escena de tensión sexual no resuelta? La acción no llena el vacío guionístico, dedicándose a contar una historia mal hilvanada por un lado mientras por otro pegan tiros y la monja eremita pega patadas voladoras como si nada.
Tensión sexual no resuelta en la que Vin Diesel nos deslumbra con su matiz interpretativo como galán sex-symbol. Ah, no, perdón, solo deslumbra por los tatuajes. |